lunes, 4 de junio de 2012

¿ADIOS...? ¡NO! MEJOR LO DEJAMOS EN UN...

Ya llegamos al final, parece que fue ayer cuando regresábamos de las vacaciones y preparábamos la inesperada "vuelta al cole", y aquí estamos, a punto de terminar el curso y adentrarnos de nuevo en ese mundo diferente y extraordinario llamado ¡¡¡VERANO!!!.

Dentro de escasas tres semanas estaremos de vacaciones, y veremos todo esto como un pasado lejano, solo pensaremos en... en... ¿en qué pensaremos? ¡Aaaaa... ya lo sé! ¡en NADA!
A estas alturas ya entra el calor por la ventana y ese aroma veraniego que de una forma inconsciente te hace pensar en las avutardas, te manda la cabeza a las nubes y te hace imaginar esas rutinas vacacionales en la piscina, el pueblo...
Te recuerda los veranos anteriores, piensas en como será el de este año y solo piensas en esos lugares y esas personas que ves exclusivamente para estas fechas.

Solo nos queda el último empujón, y si no nos caemos, llegaremos antes a nuestro destino.

Con esta entrada quiero despedirme hasta el curso que viene y dar las gracias a mis fieles lectores y seguidores.
Pero no os penséis que esto es un adios, NO, para nada, a mí me gusta más dejarlo en un pequeño...:
¡HASTA LUEGO!

¡¡¡¡ FELIZ VERANO!!!!
¡¡¡¡NOS VEMOS A LA VUELTA!!!!

domingo, 3 de junio de 2012

Y POR FIN, TRAS 13 KILÓMETROS... ¡LLEGAMOS A ALPEÑÉS!

Ayer, sábado 2 de junio, como ya os dije en entradas anteriores, mi pueblo y otros muchos de la comarca fue de romería a La virgen de La Langosta; y yo, cómo no, no podía faltar a la cita.


Pues bien, este año una amiga mía y yo nos decidimos a ir andando, así sin más, no conocíamos ni el tiempo que duraba, ni los kilómetros que eran, ni cómo era el camino... ni nada, pero nos enteramos que unos cuantos del pueblo iban y dijimos: "Venga, nos animamos".
Total, que a las ocho de la mañana estábamos las dos en la plaza con nuestra mochila, nuestro almuerzo, un poco de sueño y la misma ilusión que un niño con zapatos nuevos; esperando a "nuestros guías" y al resto del grupo. Tras una impaciente espera, a las ocho y media unas veinte personas (apróximadamente) nos disponíamos a salir hacia nuestro destino, Alpeñés.

Tras una hora de caminar montaña a través, hablar y más hablar, foto tras foto... conseguimos llegar a la carretera que nos llevaría hasta Cosa, donde paramos a almorzar y a rellenar nuestras botellas de agua en la fuente.
¡Ya llevábamos la mitan del camino!

Hermita de La Virgen de la Langosta (Alpeñés) 
Al fin, decidimos continuar con la caminata. Seguimos andando por la carretera hasta que tuvimos que cruzar a un camino que, tras una larguísima cuesta de piedras y arena, y unas cuantas rocas que esquivar y hierbajos que pisar, conseguimos llegar al que supuestamente nos llevaría a nuestro destino.
Andamos y andamos, y continuamos caminando hasta que a lo lejos, "divisamos tierra".
¡Lo habíamos conseguido! ¡Por fin, eran las doce menos diez, el sol pegaba como si fuese pleno verano, y habíamos llegado!

Cuál fue nuestra sorpresa cuando, nada más llegar, allí estaban esperándonos con los brazos abiertos. Aquellos trece kilómetros habían merecido la pena y la experiencia no se quedaba atrás. Al ver el recibimiento todo el cansancio se convirtió en un "Mar" de alegría.
Llegamos y nos derrumbamos en el suelo, allí estuvimos un buen rato hasta que llegó la hora de comer y no nos pensamos ni un segundo lo de volver en coche.


De todas formas, al año que viene no se yo si repetiremos, pero bueno, vivimos la experiencia y sobrevivimos para contarlo, jajaja...
Os mantendré informados, no os preocupéis.