Los paraguas son aquellos objetos que hay en todas las casas y de los que solo nos acordamos cuando los necesitamos, es decir, cuando llueve y no nos queremos mojar.
Los paraguas nos protegen cuando llueve y alguna vez nos salvan de coger algún que otro resfriado, los utilizamos como bastón al andar por la calle cuando están cerrados, sirven como sombrilla socorrida y, la mayoría de las veces, nos sirven como escusa para volver a los sitios después de perder nuestro paraguas.
Pero... ¿en qué momento hay que abrir un paraguas?
Cuando sales de casa y ya está lloviendo vale pero... y si vas por la calle y empiaza a chispear... ¿qué haces? ¿lo dejas cerrado? ¿lo abres?
No sabes qué hacer y miras a ver cómo va la gente, pero eso, en vez de ayudar, desayuda. Los hay valientes que dicen:
- Si solo son cuatro gotitas de nada...
(Sí, sí, cuatro gotitas de nada, pero que te estas mojando)
Y luego está el tipo de persona que lleva gorro y paraguas (a falta de uno, dos), estos son los que piensan:
- Yo llego seco como que me llamo...
Por último, están las personas que llevaban prisa y se les olvidó mirar por la ventana, así que van corriendo como locos.
¿Y tú, qué tipo de persona eres?
Jaja muy bueno, me encanta, yo soy de los valientes de las cuatro gotitas...
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