Suelen ser los que nos despiertan cada mañana, los que nos impiden llegar tarde a los sitios... y lo único que reciben a cambio son golpes al punto de la mañana, malas caras y un millón de culpas sin motivo, ya que nuestros retrasos siempre son culpa del despertador; con la típica frase de:
- Es que no me ha sonado el despertador...
O también:
- Se me ha estropeado el despertador...
Y similares.
Son lo primero que vemos cuando nos despertamos, los primeros que nos dan los buenos días con ese pitido tan insoportable y a su vez tan caracteristico...
Por no hablar de ese acto inconsciente que realizamos todas las mañanas de "APAGAR Y SEGUIR DURMIENDO", en ese momento es como si pensásemos que el mundo se va a parar a la vez que el despertador, pero NO es así, si te duermes te duermes, y ya está.
De todas formas, para gustos los colores. Hay gente que oye el despertador y salta de la cama, o incluso se despierta antes de que suene, a otros "nos gusta" dejarlo sonar una y otra y otra vez... (o como yo lo llamo: apurar la hora de sueño hasta el último momento; que es muy diferente), y luego están los que ni siquiera lo oyen (donde también me podría incluir muchas veces).
En otras ocasiones, como los fines de semana por ejemplo o también a diario, son las madres las que actúan de despertador, aunque en este caso la situación cambia, ya que no es un pitido desagradable, aunque eso no quita que alguna que otra vez se lleven una mala cara.
Por eso hoy quiero pedir perdón a todas las madres del mundo que actúan como despertador (en especial a la mía), no os lo toméis como algo personal, nuestra mala cara sale automáticamente al despertamos, no es que lo hagamos aposta, solo es que, aunque al que madruga Dios le ayuda, al que hace madrugar no le ayuda tanto.
Y es que... ASÍ ES LA VIDA.