Juntarse en familia, con los amigos, con un grupo de conocidos de siempre, en un encuentro ocasional...
Está claro que lo mejor es la compañía, pero uno de los momentos más divertidos (por lo menos a mí me lo parece) es a la hora de pedir el café.
Muy sencillo, hay millones de cafés diferentes y el que le gusta a una persona no le gusta a otra, siempre serán diferentes aunque sea solamente por la cantidad de azúcar que se le ponga.

¡Ah, por cierto!
Algunos camareros que creen conocer a sus clientes, se toman la libertad de prepararles su café sin preguntar en cuanto los ven aparecer por la puerta.
Admiro su capacidad para memorizar, pero... ¿Y si ese día te apetece cambiar? ¿Te conformas? ¿Le dices que te lo cambie? ¿QUÉ HACES?
A mí como no me gusta el café, lo tengo más sencillo: leche o batido de chocolate.
Además, así me queda tiempo para ver el numerito del café que es de lo más entretenido, sobre todo cuando se trata de un grupo muy grande.
Y a tí ¿cómo te gusta el café?
Estoy de acuerdo contigo, aunque yo también prefiero el batido de chocolate porque, directamente no me gusta el café. 8P
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