miércoles, 29 de mayo de 2013

MÁS BUENO QUE EL PAN


¿Existe algún alimento que tenga tantos usos como el pan? Yo creo que no.

Siempre que sales de excursión o que no tienes tiempo de cocinar lo más eficaz es un buen bocadillo.
Si el problema es que tienes un montón de pan que sin darte cuenta se te ha puesto duro con el tiempo, lo mejor es utilizarlo para hacer un buen plato de migas que siempre son de agradecer.
Por otra parte lo puedes utilizar como postre socorrido haciendo unas sencillas y deliciosas torrijas.
Y así multitud de riquísimas alternativas como uilizarlo para empanar la carne o incluso añadirlo desmenuzado en las albóndigas.

Además, es un alimento que pega en todas las comidas… para desayunar (como por ejemplo las tostadas), para almorzar (en forma de bocadillo), para comer (como acompañamiento), para merendar, para cenar… no es como, yo que sé, unos macarrones, que por poder puedes desayunártelos, pero no es lo más frecuente.

Y esa gran tentación casi imposible de evitar ir repizcando el “cuscurro (cada persona lo llama de una manera distinta)” de camino a casa desde la panadería…  es algo tremendamente complicado.

Y luego, por darle todavía más vueltas al asunto, hasta los griegos tenían el dios Pan, encargado de cuidar a los pastores y rebaños.

Es por todo esto que yo pienso que más bueno que el pan, por mucho que se diga, en realidad no hay nada.

Además si la barra de pan de toda la vida no te llama demasiado, tienes un millón de variedades distintas, gallega, integral, pan de molde, pan de pueblo, baguette… y es que al que no le gusta el pan… es porque no quiere.

sábado, 25 de mayo de 2013

MIRA TÚ POR DONDE...

El otro día, rebuscando por las estanterías de mi casa así como quién no quiere la cosa encontré un libro de lo más extraño, bueno… extraño lo que se dice extraño no era… pero yo para nada era conocedora de su existencia.

Era un  libro sobre protocolo, eso que hemos escuchado en tantas ocasiones que se supone que sirve únicamente para decirte lo que se puede o no se puede hacer en determinadas ocasiones, en otras palabras, que han redactado lo que viene siendo el sentido común por si a veces nos lo dejamos por el camino.

Después de mirarlo varias veces y del impacto de la primera impresión he de decir que hay millones de cosas que ni siquiera se nos han podido pasar por la cabeza, por ejemplo, lo de llevar algo cuando vas a una casa como invitado, a primera vista parece que es lo correcto, pero según este estupendo libro parece que es de mala educación, porque claro, por una parte el anfitrión se siente “obligado” a sacarlo y, en el caso de los postres, puede que ya haya algo preparado y se quede en la cocina o sobre gran parte de él. A mí este consejo me sorprendió mucho porque parece que en realidad es lo correcto, pero luego lo piensas y tiene toda la razón.

¿Y esa cosa tan simple de saber como se colocan los cubiertos? El una tontería, pero si comes fuera de casa le indica al camarero que has terminado o que simplemente paraste un momento. Realmente útil, sí señor.

O esas pequeñeces tan insignificantes como no apoyar los codos sobre la mesa… o no comer con la boca abierta… o no hablar con la boca abierta… o incluso no sorber la sopa, parece una tontería, pero puede ser uno decisivo para causar una buena o una mala impresión.


Y es que esto de la buena educación y el protocolo es todo un mundo que muy poca gente conoce a la perfección, pero que con unos cuantos puntos clave, puedes tener la mejor carta de presentación.