Os cuento a ver si se os ocurre algo porque de verdad os digo que ya no puedo más.
Desde hace unos días estoy preparando la prueba de resistencia para la clase de educación física y al principio, pues no sé, lo normal, carrera continua a "trote cochinero" (como lo llama mi amiga Blanca) que ya de por sí asusta un poco al oírlo. Pero resulta que esto no termina aquí, si ya le tenia un cierto rechazo a lo primero no os podéis ni imaginar lo que llegó después, te entra mala gana solo de pensarlo, es conocido como:
¡¡INTERVÁLICO!!
¿A que la palabrita ya se las trae? Pues si la experimentáis os quedaréis como yo... ¡¡¡PORQUE LE HE COGIDO PÁÁÁÁNICOOOOO!!!
Solo de pensarlo me entran escalofríos por todo el cuerpo y las piernas me pesan... me voy a dormir y oigo en mi cabeza una voz que dice: interválico... interválico... interválico... Voy a clase y hay una persona (también conocida como Blanca) que me dice: interválico... interválico... interválico...
Esto consiste en una serie de cuatro minutos corriendo "con ganas" y uno para reponer a trote o andando, y vuenta a empezar...
¿A que parece fácil? Pues os puedo asegurar que al día siguiente yo me acorde del que lo invento.
¡Qué horroooor! Casi son peores las agujetas del día siguiente que el momento en cuestión. No te quedan fuerzas ni para estirar, yo creo que en el momento en el que te tumbas para terminar con unos abdominales de no ser por la persona que tienes al lado te quedas dormido al instante.

Si en el fondo, mucho deporte... mucho deporte... pero yo me sentía mejor el día de antes que el de después.
Eso sí, lo reconozco, cuando llegas a clase y mejoras tu marca considerablemente se te olvida todo y te entra una alegría en el cuerpo que no puedes con ella, notas que te falta el oxígeno y que te tiemblan las rodillas, pero esa satisfacción de saber que tus esfuerzos han merecido la pena te recompone con más rapidez.
Y ahora me despido... que mañana tengo que bajar 10 segunditos más la marca...
¿A que parece fácil? Pues os puedo asegurar que al día siguiente yo me acorde del que lo invento.
¡Qué horroooor! Casi son peores las agujetas del día siguiente que el momento en cuestión. No te quedan fuerzas ni para estirar, yo creo que en el momento en el que te tumbas para terminar con unos abdominales de no ser por la persona que tienes al lado te quedas dormido al instante.
Si en el fondo, mucho deporte... mucho deporte... pero yo me sentía mejor el día de antes que el de después.
Eso sí, lo reconozco, cuando llegas a clase y mejoras tu marca considerablemente se te olvida todo y te entra una alegría en el cuerpo que no puedes con ella, notas que te falta el oxígeno y que te tiemblan las rodillas, pero esa satisfacción de saber que tus esfuerzos han merecido la pena te recompone con más rapidez.
Y ahora me despido... que mañana tengo que bajar 10 segunditos más la marca...