jueves, 12 de abril de 2012

SIN CALLAR, PERO SIN DECIR NADA

Muchas veces cuando estamos pasando el rato, hablamos y hablamos... pero no decimos nada en especial.
Podemos pegarnos horas y horas hablando, solamente hablando sin parar, con conversaciones de lo mas absurdas. Un día por ejemplo puedes empezar hablando de que hace frío o calor y terminar hablando de que el 27 de mayo tienes una comunión en Valencia, por ejemplo.

Estas situaciones se suelen dar sobre todo por teléfono. Cuando llamas o te llaman para preguntarte alguna cosa y de una forma inconsciente te vas alejando poco a poco del tema sin darte cuenta y terminas hablando de algo totalmente diferente a lo del comienzo de la conversación, sobre todo si sois como yo y os vais enseguida por las ramas.

Algo muy diferente es en el momento en que te juntas con aquellos amigos que llevas mucho tiempo sin ver. Todos tenemos unas ganas tremendas de hablar y al querer decir todos tantas cosas en tan poco tiempo, solo pensamos en contar lo nuestro y aveces se nos olvida prestar toda la atención necesaria a las historias de los demás, esto hace que se hable de un montón de cosas a la vez y en realidad no se hable de nada. De todas formas es divertidísimo, ya que te alegras tanto de verte que todo lo demás te da igual; te ríes de todo lo que se dice o hace, esa risa floja que te sale automáticamenye cuando pasan este tipo de cosas.
Aun así, lo mejor llega cuando en la próxima reunión te acuerdas de esos momentos de risas y gritos, de más gritos y más risas... y no puedes impedir volver a reirte de nuevo como si fuera la primera vez que lo oyes.

Hablar es sano, al igual que la risa, por eso da igual de que se hable, lo más importante es pasar un buen rato sin callar, pero a la vez, sin decir nada.

Esta entrada está dedicada a la compañía de esas tardes de Semana Santa en "los ordenadores", por estar hablando sin parar, pero sin decir nada. GRACIAS

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