sábado, 21 de abril de 2012

UN AÑO MÁS, Y OTRA VEZ LA MISMA HISTORIA

Cada 365 días (o 366 si es bisiesto)  cumplimos un año más.
Son esos días en los que la familia y los amigos te llaman para desearte un feliz cumpleaños o te reunes con ellos para que te estiren de las orejas.

A veces recibimos mensajes con las típicas preguntas que se hacen en los cumpleaños como la de:
- ¿Como te sientes con un año más?  (Pues, sinceramente, no se vosotros, pero yo me suelo sentir igual que con un año menos)
Y en cambio hay veces que recibimos otros con los que te echas unas risas, o te alegras, o simplemente al leer las primeras palabras ya sabes quién te lo manda y que te lo ha escrito especialmente para ti.


Otra situación es la de los regalos.
A todos nos gusta que nos regalen cosas, pero a veces nos hace más ilusión una simple llamada, un simple mensaje, que la persona que tienes al lado se acuerde de ti cuando den las doce de la noche y te felicite con un abrazo y un estirón de orejas... que el regalo más grande y más caro del mundo.

Porque son los pequeños gestos los que nos hacen felices a las personas, por mucho que nos cueste darnos cuenta de ello.

Así son los cumpleaños, fechas que se repiten año tras año en las que los tuyos se acuerdan de ti, y a ti te gusta que ellos se acuerden.

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