jueves, 14 de febrero de 2013

PARA MÍ, LA OCTAVA MARAVILLA DEL MUNDO

Esas cuatro paredes manchadas, ese suelo acolchonado, esos sofás que recorren las esquinas, esa bombilla que cuelga de un cable con cinta aislante, esa ventana mal encajada, una verja que se sostiene gracias a cuatro cuerdas, una puerta que sigue viva por un panel de madera, un horno-armario, la nevera que trabaja cuatro días al año, dos mesas rayadas y mal niveladas, banderines de plástico que recorren el techo...
He aquí el lugar más maravilloso que en mi vida he conocido.

Es posible que tal como lo he descrito no sea muy atractivo, pero si os cuento lo que es realmente ese lugar veréis que podría considerarse la octava maravilla del mundo, solo que aún está sin descubrir.


Para mí esas cuatro paredes son un conjunto de historias y recuerdos que contar, son horas y horas del verano empleadas en personalizar cada uno de sus rincones; ese suelo acolchonado es posible que sea lo más cómodo jamás descubierto donde te puedes tumbar a cualquier hora del día y donde has pasado tardes enteras sin pensar en lo que quedaba para volver a casa, esos sofás manchados o incluso rotos en algunas ocasiones es el lugar donde alguna vez te quedaste dormido o te reíste hasta más no poder, esa bombilla que cuelga de un cable inestable es la que ha alumbrado las mejores noches que podamos recordar y la ventana, la que deja pasar el aire en una calurosa mañana de verano.
El horno con complejo de armario es posible que recoja cosas las cuales ni nos acordamos de su existencia, y el día que lo abramos recordaremos todos esos momentos que contiene; la nevera que trabaja cuatro días al año estoy segura de que no podría funcionar mejor, ha conseguido lo imposible, enfriar todo lo que se compró a las doce de la mañana para que a las cuatro de la tarde ya sea digno de terminarse; ¿y las mesas?, esas mesas esconden más historias que la mejor de las bibliotecas, podrías pegarte horas leyendo todo lo que hay escrito sobre ellas y serían capaces de sacarte las mismas carcajadas que el mismísimo día que fueron escritas...

¿Convencidos? Puede que con esta descripción tampoco lo haya arreglado demasiado, pero estoy segura de que con lo siguiente me comprenderéis.

Aquí es donde he pasado los mejores ratos de mi vida, es donde me pasé doce horas diarias cada uno de los días del verano, es de donde han salido las mayores carcajadas y unos lagrimones que podrían formar ríos, es donde te reúnes con esas personas que es posible que, de no ser por la palabra Bañón, nunca habrías coincidido y has llegado a tal punto que se te olvida lo que es discutir cuando estás a su lado, es la causa de que un día yo perdiese la vergüenza encima de un escenario y por las personas que volvería a perderla todas las veces que hiciesen falta, es esa casa en la que vives durante casi dos meses y se te pasan como si fuese una única semana, es esa habitación que no te importa limpiar porque todo lo que ocurre ahí dentro se convierte en algo inolvidable y consigue que la palabra aburrido desaparezca de tu vocabulario...


Esto que os he intentado explicar es a lo que yo llamo "peña", y sí, reconozco que a los ojos de un extraño podría parecer una habitación sin lujos y sin nada fuera de lo normal, pero cuando conoces cada historia que esconde en sus paredes, en sus sofás, en ese aroma tan especial que desprende nada más asomarte a su ventana... para mí, eso es la mejor sensación que podrías tener y en la mejor compañía...



Woody Allen dijo una vez que el futuro es donde quería pasar el resto de su vida... yo me voy a tomar la libertad de incluir la palabra "peña" en el mío

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